Germán Cueto. Retratos, rostros y gestos. Esculturas

 Germán Cueto ha sido llamado el primer escultor abstracto mexicano que surgió en una época donde imperaba el realismo de corte socializante, sin embargo, tal afirmación hay que precisarla, pues a lo largo de su producción hizo obra figurativa en la que destacan los retratos. Tomó como modelos a personajes de los diferentes contextos en los que vivió, por ejemplo el payaso Ricardo Bell, el pintor Julio Castellanos, la titiritera Graciela Amador “Gachita”, por cierto primera esposa de Siqueiros, sus compañeros estridentistas, y muchos otros incluyendo familiares y personas cercanas que poco o nada tenían que ver con el ambiente cultural.

El rostro fue sin duda uno de los temas que más le interesaron y que desarrolló de diferentes maneras, realizando, como ya señalamos, retratos, pero asimismo caras y sus posibilidades de síntesis y gestos. Incluso, por esa inclinación participó creando máscaras para el teatro, con Julio Bracho en su puesta en escena en 1933 de Lázaro rió; para el cine al lado de Juan Bustillo Oro en películas como Dos monjes, de 1934, y El misterio del rostro pálido, de 1935; o en 1940 en el clásico ballet nacionalista La coronela, donde intervinieron Waldeen y Seki Sano.

Asimismo, hizo obras que no tenían a ninguna persona como referente, si no que en éstas exploró las gesticulaciones de la cara o hasta casi desaparecerlos abstrajo los elementos del rostro: ojos, boca, nariz, etc.

De los muchos retratos, rostros o máscaras que creó Germán Cueto, la colección de Fomento Cultural del Norte Potosino, A.C., cuenta con un número significativo. Hallamos en éstos tallas, dibujos, cerámicas y obras en distintas técnicas que dan una idea clara de su forma de trabajar y reflexionar sobre la parte más visible del ser humano. EFC

 


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